María Viviana Torres
2018
A las personas nacidas entre 1980 y el 2000, se las describe formando parte de la Generación del Milenio o Millennials.
Como las personas de otras generaciones con quienes interactúan, se han desarrollado en la comunicación digital y la manejan en forma exhaustiva. Disfrutan del dominio de las distintas tecnologías aplicadas a la vida cotidiana, en eso, son de avanzada.
No han profundizado en el desarrollo de algunas habilidades, cómo aquellas destrezas cotidianas que posibilitan ordenar un espacio en poco tiempo, mantener organizado un ambiente o arreglar una cerradura.
Criados por padres y abuelos signados por la idea de la necesidad de esforzarse para avanzar, esta generación, sabe y manifiesta, qué tiene que fluir sin esfuerzo.
La búsqueda permanente es de disfrutar del trabajo, disfrutar de sus habilidades, reconocerlas y profundizarlas. El trabajo es un medio para un objetivo mayor y es “tomado” como el “mientras tanto” a la espera de
algo mejor que “sincronice” en algún momento y lleve hacía otros caminos, bienestar, proyectos, o hacía otro lugar en el mundo.
Este grupo de personas retrasa tanto su estabilización laboral como el compromiso social que este trae aparejado.
Las elecciones que van desarrollando los Millennials, están atravesadas por el grupo social y cultural en el que se desarrollan y ligados a pautas culturales de su contexto, lo común es la tendencia a estar abierto a las nuevas formas de organización económica y social (blockchain, cryptomarket, criptomonedas, etc) que garanticen transparencia, sostenibilidad, participación, colaboración y compromiso social. Están empujando las economías de comunión.
Van desarrollando un tipo de sensibilidad social ligada a la libertad, a la ausencia de presiones, al despliegue de la potencialidad, a la ausencia de limitaciones, etc.
Cada uno pretende desarrollar una vida personalizada, que no esté signada por la historia de sus antepasados o de su comunidad, defienden sus nuevos valores. Se trata de comprenderlos y observarlos como fenómenos sociales que incluyen a sus familias, y a los modelos tradicionales de otra forma, fomentando ideales que resultaron otrora inalcanzables.
Van generando otros espacios para el desarrollo de talentos, se buscan y alientan entre ellos. Es común que alguna de las manifestaciones del arte los incluya. Padecen al ser tratados como extranjeros en sus hogares, cuando se los acusa de haraganes, de “narcisistas”, “malcriados” o “poco productivos”. Recibieron un tipo de educación que no les dio herramientas para operar en el mundo que construyen y, como resultado, suelen frustrarse y manifestar baja autoestima o aislarse; estas últimas aparecen como causales de la dificultad para sostener una pareja, por lo cual permanecen solos, sin compañeros/as o pareja.
Su cultura es la del compartir, la casa, el auto, incluso la ropa; solo los celulares o las computadoras aparecen sesgadas por su característica de uso personal.
Uno de los motivos frecuentes de consulta es la dependencia del móvil, la angustia cuando se pierde la comunicación, o el móvil ha quedado inoperante. Los nomófobos, utilizan todas las funciones posibles de su celular, las redes sociales, ven series o películas, leen libros o notas. Accionan “clavándoles el visto” o compartiéndolos; como forma de sentirse vivos y comunicando. Un porcentaje muy alto aprende por tutoriales de YouTube o disfruta de participar en redes que le garantizan la encriptación de sus escritos, ideas o documentación y el compartir dentro de un publico sesgado como Easy Bizzi.
La forma de transmitir lo que están sintiendo ahora, es a través de fotos propias o de imágenes que describan esas emociones, pensamientos o ideas a través de Snapchat, Instagram, etc.
Desarrollan un tipo de participación ciudadana que lleva los valores del respeto por la producción, decisión e ideas del otro a su máxima expresión. Ayudan a las personas que lo necesitan, son solidarios, procuran obedecer las leyes e incluso cumplir con sus impuestos de una forma mas consciente que las generaciones anteriores. Se interesan tanto por el cuidado del medio ambiente, como por el cuidado personal que se manifiesta en la alimentación, la actividad física y el desarrollo espiritual.
Eligen estudiar solo aquello que les gusta y no se amedrentan si necesitan volver a elegir y en el proceso pierden los años de estudios, hacen la tarea que los llama y pueden hacer varias a la vez, desarrollan la capacidad que se ha dado en llamar: multitasking. En los procesos vocacionales no se ven haciendo carreras largas o engorrosas, se ven como emprendedores, creativos, armar una Pyme o trabajar en una ONG, los proyectos personales asumen mayor valoración que alcanzar un cargo en una corporación internacional.
En el ambiente corporativo, en las empresas o instituciones, en general dirigidos por adultos de otras generaciones o con otras características, los jóvenes no encuentran espacios para evolucionar. Con excepción, de que se enganchen en la parafernalia del consumo, en la competencia por un ingreso mayor a costa de perder la riqueza y sensibilidad de su humanismo. Para la mayoría el despliegue de sus posibilidades artísticas, los amigos, la pareja, los viajes o el trabajo están por sobre el dinero.
Se promueven y promueven a la empresa cuando el ambiente es flexible al cambio y les propone a los jóvenes que descubran una manera de hacer mejor, mas rápido, más livianos los procesos de la tarea, tienen una gran inventiva.
Son buscadores que aportan optimismo al concierto social y por eso son requeridos por las empresas más evolucionadas del mercado.