Dra. María Viviana Torres
2017
En los “transparentes”, en las paredes, en el email personal, en el Face o el WhatsApp del grupo, en la web de la Universidad; son muy pocos los que leen un mensaje o quienes los terminan de leer una vez que han comenzado a hacerlo.
Lo cierto es que las instituciones educativas de cualquiera de los niveles se encuentran ante la dificultad de cómo comunicar a sus estudiantes la ausencia de un profesor a la cátedra, las notas de un examen, la fecha de la próxima evaluación. Se buscan diferentes formas. Alentados por salvar su responsabilidad respecto de la transmisión de la información que es necesaria compartir para funcionar sin escollos.
Los estudiosos de diseño dicen que la primera de las formas de avanzar en términos de comunicar es mejorar la gráfica, hacerlo con unas pocas palabras o imágenes, apelar a la utilización de la sinestesia, es decir realizando diseños sensoriales para llamen a los recuerdos, que pongan en acción todos los sentidos (olfativos, gustativos, táctiles, visuales) que demanden la atención del lector que necesita la información.
Estas decisiones se basan en los estudios de W.Kohler y la escuela de la Gestalt, entendiendo que la estimulación de un sentido provoca la reacción del otro. Así los estudiantes expresan: “Si, lo vi, era una hoja color chocolate”; “ Si, estaba en la galería, fondo negro con letras mayúsculas, sonaba como un grito, me dejo doliendo los oídos”, etc.
La imposición de los nuevos ritmos tecnológicos lleva a un manejo distinto de los flujos de información, la sugerencia de contenidos, notificaciones, fotos y videos que se reproducen en forma automática hacen que se “picotee” información y no se utilice el residuo para administrar la propia vida.
Los diseñadores gráficos deben considerar el tipo de experiencia o recuerdos, la participación de la percepción y la emoción en la interacción de sus estudiantes para diseñar la gráfica que comunique mejor. Suele suceder que los múltiples focos a los que tienen que dirigir su atención los lleva a la percepción poco comprometida con el entorno y a perder oportunidades. Los educadores pueden enfocarse en acompañarlos en la determinación de lo importante y de lo que es secundario.
La nueva alfabetización marca la importancia de valorar las imágenes tanto como registro de documentos, o como registro de expresiones y experiencias. Si bien se trata todavía de un lugar desconocido en cuanto a su efecto en la construcción subjetiva, los psicólogos desarrollamos técnicas para comprender e intervenir y las instituciones educativas también deben hacerlo. No se trata de un proceso tóxico o deshumanizante, estamos frente a una nueva normalidad.