Ha hecho su aparición en el campo social un concepto que atrae: la “Neutralidad” como un atributo contemporáneo de la mente que ha ingresado en alta consideración. La “Neutralidad” junto con la “Coherencia” son dos atributos de la Diplomacia que escriben una nueva manera de estar con otros.
Neutrales somos, cuando plenamente conscientes de cómo pensamos y hacemos las cosas, aceptamos como las piensa y hace el otro, y buscamos el espacio común en el que las verdades puedan articularse. Coherentes somos, cuando nuestro sentir, pensar, decir y actuar fluyen unificados. La coherencia testimonia la existencia de un estado eficaz de la mente. Resuena en las nuevas generaciones la coherencia como el estado armónico y con cierto orden de continuidad en las respuestas de una persona, que resulta al menos, coherente consigo mismo; resulta alguien predecible y en quien se puede confiar.
Buena parte de los millennials se dirigen a fortalecer los patrones de la energía de neutralidad mientras, eligen desarrollar aún más sus habilidades para pensar y expresarse en formas nuevas, ellos sostienen que los beneficia física, mental y espiritualmente ser neutrales. El estado de neutralidad permite recalibrar la energía, fortalecer la habilidad de sentir, intuir, imaginar o pensar, y de hacerlo con mayor claridad, en la totalidad de la experiencia. El movimiento se define como un estado de “aceptar lo que es, para ver más claramente lo que puede ser”.
El siglo XXI es un tiempo de Gran Evolución, de mano de las nuevas generaciones, un valiente nuevo mundo se viene creando, diferente del que han transitado otras generaciones que conviven en el planeta, hace que muchos otros se sientan extraños y habitando una tierra extraña. El confinamiento los ha encontrado con herramientas finamente desarrolladas.
Los Millennials y los Centennials, enseñan que es la actitud de “Pioneros” la que conecta a cada uno con el asombro y le posibilita sentirse “creador”; ello estimula a otras generaciones a asombrarse, a sentirse ”Pioneros”. En la interacción tenemos acuerdos y desacuerdos. Si la dinámica es acomodarnos, vemos lo que sucede cuando nos comprendemos o conocemos los unos con los otros.
Entonces consideremos:
1.- Bajo la energía de la neutralidad en el pensamiento y en la acción, se conoce casi con perfección “cuando actuar y cuándo estar quieto”.
2.- Se borra la situación de estar o no de acuerdo con algo, las cosas igual suceden, el juicio me gusta/no me gusta; quiero/no quiero; que otrora estancaba en la polarización, hoy nos deja fuera de juego.
3.- El posicionamiento basado en “coherencia” y “neutralidad”, traerá cambios en los fundamentos de cómo sentimos, pensamos y hacemos las cosas.