Integrar las nuevas vivencias, experiencias y aprendizajes, mejora la calidad de vida. El tiempo transcurre, las condiciones cambian y ya nadie se pregunta cuándo ha de terminar esto, los más despiertos procuran prevenir daños mayores.
En el curso del año pasado se han experimentado distintos momentos, cada uno con una energía particular con independencia del movimiento de los astros.
La energía de “vacío” o de “sostén”, de inestabilidad o seguridad, de prisión o de libertad, aún están presentes. En el aire se perciben distinto tipo de “paranoia”, de expresión de la sensación de limitación, de pérdida, de fronteras próximas o lejanas, que dejan sus marcas en las relaciones interpersonales.
La forma de mejorar la calidad de vida de las personas es haciendo posible la integración de los cambios sociales en todas sus dimensiones. Esto es posible cuando se comprende que de lo experimentado o vivenciado es responsabilidad individual o personal y qué o cuánto corresponde al campo del otro o al campo social.
Sabemos que el cambio es inevitable porque es muy poco lo que se mantiene fijo en los individuos vivos. Los cambios que se sobre imponen, tanto como los elegidos deben ser integrados, tal como lo hace un nuevo sistema en la computadora o las llamadas “actualizaciones”. Podemos entenderlo en las máquinas pero no siempre se posibilita la integración de lo nuevo a lo antiguo en cuestiones que hacen a la vida personal íntima, social o pública. Es hora de integrar los cambios, de ser uno con ellos, de preparar el terreno para lo nuevo que venga, lo nuevo tiene presencia permanente solo hay que visualizarlo.
Los cambios que no se integran quedan a la manera de un concepto, una experiencia, una vivencia no comprendida, no metabolizada. Los cambios están y la tarea es integrarlos a la propia vida, a los vínculos, al trabajo como modo de que den fruto y promuevan nuevas estructuras, nuevas formas, otras manifestaciones capaces de interactuar con las nuevas realizaciones del tiempo/espacio.
Lo que no se comprende, o la fuerza utilizada para resistir lo nuevo, impacta sobre la subjetividad produciendo un repliegue sobre sí mismo, generando variantes de la depresión. A la queja profunda y reiterada le sigue el encierro en lo propio, tristeza, enojo, irritabilidad, desgano; estos afectos, actitudes, emociones van tomando un lugar en la escena de la vida e impactando sobre todo lo que rodea. Decimos que “como es adentro” es “alrededor”. Un posicionamiento flexible hace todo más fácil, se trata de integrar cada experiencia y ser uno con ella. Sabemos que para un grupo importante de personas fue difícil pensar, imaginar o aceptar trabajar desde el hogar; lo llamativo es que para el mismo grupo resulta difícil dejar el formato de trabajo remoto.
La incoherencia de algunos mandatos sociales o la ausencia de seguridad, “como creer en quien”, mantienen encendidos, despabilados a unos y llama a retiro a otros.
La ausencia de posibilidades de evolucionar en el trabajo, de trabajar, de cumplir las metas propuestas, de imaginar un futuro próspero, de seguridad respecto de la salud familiar genera angustia, suele exasperar a algunos o retirar a otros.
En empresas e instituciones consideramos necesario:
1.- Generar talleres de trabajo que posibiliten la integración de las experiencias individuales y grupales sobrevenidas a partir del confinamiento y los cambios políticos, económicos y sociales que lo acompañaron.
2.- Visualizar que es posible brindar contextos más seguros revisando los propios temores, evitando amenazas o pronósticos lúgubres. Trabajar sobre la capacidad de la mente y del pensamiento para crear realidades favorables.
3.- Estimular talentos, habilidades y nuevas ideas. Algo que se complica cuando quienes lideran tienen miedos o fantasmas, dificultades para renunciar a su statu quo y pensar otras formas de vivir, crecer o crear.
4.- No permitir amenazas de ningún tipo creciendo o sucediendo en la escala de mandos, incluyendo el mundo externo. Estas son formas de dominar la motricidad, las acciones del otro que no contribuyen a la evolución ni aportan vitalidad a ninguna de las partes.
5.- Utilizar técnicas y estrategias para incrementar el trabajo en equipo en situación de aislamiento o trabajo domiciliario, las personas deben sentir que se están moviendo con otros hacia objetivos comunes.
Estamos frente a una nueva forma de compromiso con el trabajo, la familia, los amigos y la vida.
