Dra. María Viviana Torres
2017
Cuando una Empresa nos contacta para acompañar sus procesos de crecimiento, compartimos una parte de su camino creando juntos. Se impone visualizar entre todos la “Hoja de Ruta”; para hacer el diseño tenemos que comprender a dónde se quiere llegar y crear las formas de hacerlo. El pilar del trabajo lo constituyen tanto los valores que sostienen sus objetivos y como aquellos que se manifiestan en las relaciones entre quienes comparten la empresa. Todo camino considera siempre el impacto social y/o cultural de su recorrido, a nivel del grupo, de sus familias o de sus próximos y del grupo mayor.
Los Líderes o mentores, en los distintos estamentos o de acuerdo a los roles que desempeñan o tienen estatuidos, tienen visiones diferentes en una misma empresa; se trata de encontrar el hilo conductor y asociarlos. Peter Druker ha dicho que solo tres cosas ocurren en las organizaciones de manera natural: fricciones, confusión y bajo desempeño; las demás necesitan de un buen liderazgo. Un buen liderazgo es aquel consciente de los pilares -valores- de la empresa, de la ética que sostiene y de los objetivos.
Sujetarse a la Ley y hacer lo necesario para que todas las personas relacionadas, también se sujeten resulta el hito del momento para deslizarse livianos, sin esfuerzo. Proponemos entonces un Liderazgo consciente, consciencia de la cultura de la empresa y propósitos elevados que impacten en la comunidad, a través de las personas que la componen o del producto.
Algunos líderes o mentores, asumen posiciones extremas, por ejemplo, no correrse de la ecuación “ganar/ganar”, desinteresarse del costo humano o el perjuicio a terceros, pero difícilmente lo ponen en palabras, lo denotan en acciones. Otros contemplan las diferentes variables, pero no toman acción o no deciden, no producen cambios ni movimientos. Otros, más evolucionados tienen en cuenta los objetivos y el respeto por el otro, los valores, entienden que avanzar, haciendo el bien a todas las partes y minimizando el daño en forma consciente, es el mejor negocio y el más “sostenible”. También hay quienes han desarrollado la habilidad de alinear la intención con las emociones y pescan a quienes entorpecen la tarea de otros y los ayudan a cambiar de posición en la interacción. Estas dos últimas formas son las que “andando”, co-construyen los valores que los sostienen, impactan en la comunidad y crean cultura. Las dos primeras posiciones, en cambio, se sostienen en creencias limitantes acerca de la respuesta del otro y no comprenden el rol de la empresa contemporánea como motor de la evolución social, pueden encontrarse con dificultades para avanzar.
Las empresas realizan acciones que impactan y aportan a la sociedad, la construyen. Todos quienes interactúan en la empresa participan en la co-creación del valor de la empresa y es importante que sean conscientes del impacto que producen sobre el resultado final.
Hacer “Empresa Consciente” implica sanear y sanar la empresa desde adentro, estimular el reconocimiento de las habilidades de cada uno y hacer consciente a las personas del poder que tiene compartirlas; cuidar el hacer, “hacer bien”, en definitiva cuando se promueven acciones compasivas y generosas; el impacto sobre el conjunto transforma la producción y le otorga a la empresa un lugar social diferencial.
