Dra. María Viviana Torres
2017
La Argentina es un país que recibe habitantes de países limítrofes, de otros países de América, Europa y Oriente. Si bien hay políticas disponibles para optimizar el desarrollo vital de los nuevos habitantes, no siempre la integración es plena, ni el intercambio entre los ciudadanos prolífero.
Quien migra sostiene lo que el cambio trae si tiene claro porque ha elegido un nuevo lugar para vivir. Entonces, el auxilio a brindarle consiste en ofrecerle las herramientas para que comprenda con facilidad la nueva manera de hacer las cosas y mejore las mismas en cuanto le sea posible, y claro, lo comparta.
Cada uno de nuestros actos repercute en los otros, lo que pensamos o lo que hacemos afecta al conjunto. Tanto cuando cerramos las puertas a quien ha elegido compartir este suelo, como cuando lo habitamos sintiéndonos de afuera y entendiendo que es un tránsito y que ya pasará, vamos perdiendo oportunidades y descomplejizando nuestra subjetividad.
Somos seres multidimensionales complejos que buscamos soluciones comunes, es por eso que el único patrón posible a utilizar es la COOPERACIÓN; no suman la competencia o el egoísmo a ultranza.
Cuando decidiste un cambio, mudar a otro país o ciudad, incluso cambiar de barrio, de trabajo o de estado civil; si al espacio geográfico lo reconoces como ajeno, te anima el pensamiento de que estas afuera, separada/o del resto. Es entonces cuando avanza la dualidad, comienzo a danzar la dialéctica distancia y tiempo, las emociones que te acompañan son la culpa, el miedo, angustia, enojo. Te resistís a aprender, compartir y en consecuencia a evolucionar.
El anhelo del pasado en la migración:
Es frecuente que quien ha migrado quede adherido, a costa de su esfuerzo, a un recuerdo activo del pasado que va transformando de acuerdo a su necesidad; suele hacer crecer incluso, el anhelo del llamado “paraíso perdido”.
Es menester entonces comprender que lo que se impone es un cambio de mentalidad. Cuando se gestiona el cambio en una empresa o institución, se gestiona un cambio de mentalidad, de paradigma para interactuar.
El Universo es un “magno holograma”; lo que llamamos presente, pasado y futuro coexisten en cada Instante. El pasado está activo en el presente como una especie de orden implicado, el futuro se está realizando en el presente merced a la energía de nuestros pensamientos.
Lo que se experiencia en el presente crea condiciones para el futuro que, cuando se nos presenta, tiene que ver con el pasado. Lo que llamamos futuro es una proyección del pasado que vivimos en el presente. Al cambiar nuestra mentalidad, cambian las percepciones y las emociones en cada momento, eso hace que el futuro sea diferente, se generan nuevos programas para vivir en el presente o se actualizan los existentes. (Prof.Jean Pierre Garnier Malet).
Las actividades sociales que diseñamos para promover el cambio de mentalidad en quien migra y en quien recibe, se vinculan a la elaboración de las creencias autolimitantes de las partes, al reconocimiento de habilidades y a la forma en la cual las habilidades se potencian y encuentran formas de ser desplegadas y compartidas.
Co-construir el nuevo espacio físico
La construcción del espacio físico es tanto interna como externa, es una actividad compartida, el entorno, en cualquiera de sus formas, participa.
Somos seres multidimensionales complejos que buscamos soluciones comunes. Entendernos como seres cooperativos, altruistas y conectados los unos con los otros, permitirá que nos movamos con mayor amplitud, libertad y aceptación.
Se trata de percibir y pensar el mundo como un lugar lleno de oportunidades para manifestar los dones, las habilidades, para aprender. Y para recibir lo mismo de los demás con alegría y apertura. Es tan necesario ensayar el dar como el recibir para que se construya la paridad, así como comprender el espacio que les damos a los Otros en la vida de uno.