Dra. María Viviana Torres
2018
Entendemos que el modo del desarrollo del liderazgo en la empresa ha cambiado y ese cambio se debe a la informatización, al desarrollo tecnológico y también a la modificación de la dinámica de los vínculos que se desarrollan con las personas, los objetos, la naturaleza.
En este punto, adherimos al concepto de Alejandro Melamed (2017) quien describe esta era de la empresa como era CO: co-creación, comunidad, colaboración.
La humanización de los espacios de trabajo compartido hace que en ese lugar, donde más tiempo se pasa, las personas manifiesten sus habilidades, sus recursos internos y los potencien. Es decir, el espacio de trabajo funciona como pro-activo en la construcción de la subjetividad.
Los líderes, impuestos por el rol o la función que desarrollan, se han visto compelidos a comprometerse subjetivamente y generar una identidad clara que muestre la importancia de la manifestación de los valores en las relaciones humanas: lealtad, respeto, solidaridad, honestidad, resguardo del bien común, etc. Los nuevos líderes resultan “comodines” a quienes se les abre la posibilidad de modificar la dinámica de la empresa en favor de la producción o de resultados que den respuesta a las necesidades actuales.
La conciencia de las habilidades propias y la posibilidad que encuentran de manifestarlas, hace que surjan dentro del espacio de trabajo, personas, que asumen el liderazgo respecto de la solución de un tipo de problemas o de llevar a buen puerto una actividad determinada en compañía de sus pares. En general han aprendido a autonomizarse de la opinión de terceros, ellos hacen, manifiestan, construyen, modifican sin esperar el halago o no esperan que se les reconozca el esfuerzo o la tarea realizada; se alientan a sí mismos.
Los líderes exitosos desarrollan una capacidad muy visible para observar las dificultades, asombrarse ante lo nuevo y chequear el camino, armando sin dolor, caminos nuevos, formas nuevas de resolver. No abandonan ni los abandonan.
El liderazgo contemporáneo exige que el candidato sea capaz de reconocer lo que lo beneficia, lo que beneficia al conjunto o a la organización; disciplinarse y disciplinar para volverlo un hábito hasta que sea necesario cambiarlo.
Los vínculos en el trabajo en esta Era deben basarse en la comprensión empática del otro, se define la empatía como el proceso de comprensión rápida de lo que el otro piensa y siente y el ajuste inmediato del comportamiento. Lo nuevo, es procurar comprender lo que el compañero de trabajo siente. Implica comprender a las personas en sus motivaciones, intereses, percepciones, sensaciones, pensamientos y acompañarlo para que ponga en acto y desarrolle sus potenciales.
En la empresa contemporánea, el trabajador ha dejado de ser un recurso, con actitudes simples, un líder motiva, mejora el ambiente, y contribuye al cambio del paradigma de la amenaza y el miedo por el paradigma de la creatividad y la cooperación, que necesita de cualidades humanas en acción. La nueva tarea del líder es incentivar a quienes están a su alrededor a la manera de un mentor para que sienta que puede avanzar, seguir hacía adelante, conquistar la meta propuesta. Mostrarle la forma en la que las acciones otorgan bienestar y alejan de las limitaciones, las malas noticias, las amenazas o del pronóstico de opacidad futura.